Don’t like gorditas

Uff… pues bien dicen que lo barato sale caro. Y me cai que ahora me salió bien pinche caro.

El sábado pasado no quise hacer de desayunar ni nada, así que después de una semana de caluroso trabajo y esfuerzo tratando de hacer parecer que trabajo, quería darme la recompensa de fin de semana con un rico y poco nutritivo desayuno de plaza comercial, osea, unas pinches gorditas rellenas que venden en un local que se llama «Los Mandiles».

Me recibieron señoras cachetonas con mandiles, molcajetitos plásticos con salsas de colores, botecitos con sal, vasos con palillos y dos fuentes de agua fresca, una de jamaica y la otra de melón.

La especialida de la casa: las gorditas de chicharrón prensado y las gorditas de chicharrón en salsa. Uuuu que rico.

Qué pinche refresco ni que nada, el agua fresca (aunque sabía a preparado concentrado de los que venden en el super) estaba chida y no tenía tanta azúcar, como costumbran ponerle en exceso por acá.

Y con cada mordida iba haciendo planes: huy, en este fin de semana ora sí voy a ir al estreno de la de UP; aa ora si voy a ir a arreglar la casa que dejé para entregarla a la señora de la renta; huy ahora sí con lo que me sobre voy y me compro el juego de Wolverine o de jodido unos chones nuevos porque los que traigo ya están todos rajados de la cola; huy ora sí me voy a poner a hacer ejercicio para bajar mi panza mutante y parecerme un poco al Dr. Derek o de jodido al Dr. House o ya muy chingao por al Dr. Chapatín, solo que me apodaría «el Dr. Chipotes».

Estaba yo en medio de esas cavilaciones mentales cuando descubrí que el chicharrón estaba algo correoso, pero no le dí demasiada importancia, pues la salsa estaba con madre y la gordita de huevo y la de frijoles con que acompañé las de chicharrón alivianaron el pedo.

De regreso a la casa, caminando, una rica pesadez me quitó el aire hasta que me tiré como costal de papas en la sala. Tuve que ir a recoger unas cosas de mi casa antigua para traerlas a mi recién estrendo depa  y entonces… TÓMALA BARBÓN! que me empieza a doler el cuerpo (que es mucho cuerpo) y a bajar las fuerzas y a ruñir la panza.

Me faltaba el aire y todo lo demás. Para las once de la noche ya estaba hecho yo todo un cuajo humano y no podía ni siqueira darme vuelta de tronco en la cama.

Al otro día desperté con la sensación de que el mundo iba en cámara lenta y más bien era yo el que andaba todo teleco.

Una visita rápida con mi doctora de confianza y descubrí que sufría de una intoxicación aguda… «food poisoning». O sea, me envenené con comida…

Y es en ese momento en que me imagino habiendo nacido en la época de la cavernas, justo después de haber cazado junto a mis camaradas cavernícolas, comiendo las tripas aún calientes de un delicioso mamut o de un venadote de esos que ya casi no hay, compartiendo un pedazo o dos de buche, lomo, muslo y bajándomelos con agua de un charquito cercano o de un pozo todo lleno de lodo y demás sales minerales… sobreviviendo por el simple hecho de saber que si no cazas, serás cazado.

También podría estar cenando patitas de jabalí en tostadas de maíz nada transgénico, pero eso ya es material para un sketch de cualquier programa de Televisa.

El punto es que los cavernícolas, y todavía uno que otro confiscado fan de los tacos, son capaces de comer lo que sea no importa que esté medio muerto o lleve muerto unos meses, ya sea can, felino, vaca, burro, zopilote o ardilla. Con que tenga salsa verde, limón y guacamole todo está chingón.

Pero no… ahora somos todos unos pinches maricones delicados que no aguantan tantito chicharrón pasado… así que me aventé (ya con este) cuatro días todo jodido y con la venganza de Moctezuma, tomando pastillas como poseído, como dos galones de agua al día y desde ayer, bacilos de los de verdad (no las mamadas que vienen en el Yakúl) y pos ñe…

Así que este consejo les doy: vacúnense cada tercer día con su taquero de confianza, no vaya a ser que un día de estos su cuerpo se desacostumbre a las deliciosas toxinas de la carne mal cocida y les vaya a ir como al wey del comercial de Kaopectate.

He dicho.

Atte. Doncha.

2 respuestas a “Don’t like gorditas

  1. Hey hermano, la verdad es q llevo un rato leyendo tus post y me late tu forma de ver las cosas viejo. Eres tan cabròn en tu forma de redactar, que tienes la capacidad de sumergir en tu realidad, es decir, es como si tuvieras un yo virtual a tu lado disponible para ser ocupado por la persona que te lee, suena bien mariwano pero es asì.
    Siguele hechando ganas ¬¬

    Iridio17

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