Hace pocos días cumplió años mi mamá

Hace pocos días cumplió años mi mamá. Es un sentimiento extraño ver cómo mi familia y yo vamos envejeciendo, algunos con más gracia que otros; unos con achaques y otros muy sanotes.
Mi mamá, al menos en mi contexto familiar, me ayudaba en cosas muy importantes en la vida. Nos poníamos a analizar comerciales de TV, anuncios de revistas. De a poco me fue creando un sentido crítico de lo que percibía desde los medios de comunicación.
En las juntas de padres de familia, en la escuela, se notaba un montón la diferencia de mamás; las había argüenderas, gritonas, quejumbrosas y llenas de pretextos. Ella no tenía nada para reclamar, pues con todo y que yo no era latoso, aún se procuraba paciencia y prudencia cuando le decían que su hijo era medio huevoncito pues se la pasaba distraído dibujando.
Ella decía «chido», «que padre» y esa jerga juvenil que me sorprendía no encontrar en las mamás de mis amigos, aunque fueran de la misma edad. A esas señoras las veía muy señoras, muy grandes ya, y creo que en mi casa nunca vivió una «doña».
Ahora la veo, apenas un poco más de veinte años mayor que yo, ¡Y sigue en chinga! Activa y sociable, yo creo que incluso más ahora que ya se jubiló.
Curioso como de a poco su edad se está convirtiendo en un número irrelevante para muchas cosas, pesado para otras, pero dentro de lo lógico.
Me da gusto que siga dándole gusto a su vida. Quiero llegar a esa edad y seguir diciendo «chido» y «que padre» y no rajarme como ella.
¡Felicidades mamá!

Traidor

Ayer le confirmé a mi patrón que me voy de la empresa.

Ya había avisado con suficiente antelación; además, mi reemplazo, le mueve muy bien a estos menesteres de hacer animación y videos con personajes de caricatura.

El punto es que, apenas hoy por la mañana, uno de los otros jefes empezó a llamarme «traicionero», «traidor».

Que mal gusto.

De entrada, que difícil cuando alguien quiere perseguir sus sueños y existen esta clase de individuos que lo único que logran con su actitud es que uno se vaya a la chingada con más alegría, con menos remordimiento, como si este sufrir oficinista es una carrera de resistencia a ver quién aguanta más, por el simple gusto de aguantar y ya, y el que se raje «es un huevo podrido». Por otro lado, ninguno de mis amigos o cercanos ha hecho un solo comentario en contra de mis objetivos/sueños/metas, al contrario; han sido muy asertivos en poner en perspectiva la situación y procurarme retroalimentación útil, no que la necesite, pues la tenga o no, voy a hacerlo… pero de verdad que se agradece.

La vida siempre nos va a poner frente a personas así; darnos cuenta del valor de lo que tenemos por dentro, a modo que lo de afuera funcione y nos ayude a tomar nuestro espacio en el universo; es una decisión importante y ser llamado «traicionero» es justamente lo que menos necesito en estos momentos, pues llevo un año «traicionando» mis objetivos profesionales, a cambio de la dicha enorme de tener el refri lleno de comida, poder llevar a mi esposa al cine y pasear con mi familia sin preocupaciones.

Una cosa por otra, como dicen por ahí.

Dinero a cambio de mi tiempo, mis conocimientos y mi experiencia, parece ser una buena transacción, vamos a procurarnos hacer esa transacción en un entorno más nuestro, ¿no?

¿Diseño? ¿Quién dijo que estudié Diseño? (texto que hice para mi uni)

¿Qué es estudiar?

Es una cosa curiosa eso de llamarle «estudiar» a algo que ha definido mi quehacer diario desde hace como diez años, y más si lo he disfrutado y sufrido tanto y por igual desde el principio.

Desde que estaba en la primaria soñaba con estar en un lugar que me diera la oportunidad de conocer cosas interesantes para hacer. Nunca conocí ese lugar, porque realmente necesitaba conocer a la gente correcta para llegar a eso, el lugar no importa tanto al final.

Estar en la Universidad no es más que un escalón, pero es un escalón muy relevante, y no por el papel que cuelgue de tu pared cuando la termines. Ahí conocí gente que le daba importancia y cariño a detalles que no conocía. No sabía que la entonación de la voz puede ser un arte difícil de dominar en una locución, tanto como la combinación correcta de colores para cualquier publicidad. No sabía que la textura es un recurso tan necesario para el artista visual que su presencia o ausencia, hacen de una obra lo que es. No sabía que se puede ser artista y también ser diseñador y que no están muy lejos uno del otro. No sabía que ser diseñador no sólo me iba a cambiar la vida…

No sabía que todo podía ponerse en duda. No sabía que los profesores mismos son, a veces, los que más dudan sobre lo que enseñan; y no por la falta de conocimiento o capacidad, sino porque el dudar de sí mismo (en cierta proporción) ayuda a seguir en movimiento, en evolución, en mejora; ayuda a seguir curioso, atento, avezado.

Cuando uno deja de dudar, siempre existe algo que viene a darnos ese traspié. Y no es para menos, si no ¿Cómo aprenderíamos?

¿Qué es la Universidad si no una oportunidad vasta y constante de aprendizaje sobre uno mismo?

Estando en la UNLA aprendí a ver, a veces a chingazos, mi lado negativo tanto como el positivo, a veces uno más que el otro; a controlar mi curiosidad y enfocarla en desarrollar alguna capacidad; y a seguir dudando.

Aún así aprendí lo necesario para seguir adelante por mi cuenta sin muchas dudas; tomé la curiosidad necesaria para convertirme en autodidacta. Tal vez no es una capacidad que ejerza mucho en mi vida diaria, aunque estoy trabajando en que así lo sea, pero en cuestión de diseño me gusta siempre planear antes de actuar. Analizar antes de realizar y planear tan bien que ya no haya duda sobre lo que se hará. Sólo se puede dudar antes de hacer, no mientras se hace. Al hacer, se tiene que hacer con convicción, con decisión y con precisión.

Se que no somos perfectos y, para los que ya llevamos rato en esto (o ya cierto kilometraje), poco a poco va llegando ese sentimiento de certeza en el que no se duda tanto de la capacidad propia. Es un sentimiento leve, pero que va ayudado de la idea más chingona posible: reemplazar el «… Tengo un problemaaaaaaaaa!!!» Por un «hmmm… Estoy resolviendo un problema»

Resolver el rompecabezas de ideas es la delicia de muchos «comunicólogos» como nosotros, y ese mismo rompecabezas puede ser gráfico, auditivo, musical, sensorial…

Tú puedes tomar la pieza del rompecabezas que más te guste, al final será una pieza más de las infinitas opciones que tienes en esta vida.

Puedo decir que el mejor regalo que he recibido de la universidad es el saber que todo, TODO, se relaciona con todo lo demás, aunque de ese TODO yo tome mi pequeño pedacito y lo haga mío y para mí sea MI TODO.

¿O no?